sábado, 7 de julio de 2012

ausencia

Instantes. Demasiada luz. Segundos de respiración lenta, muy lenta. Todo va despacio, casi parado, detenido en el tiempo. El mundo ausente y yo atrapada en su órbita. Las voces, la voz, la llamada, no consiguen sacarme. No hay pensamiento, la lentitud se ha apoderado de la cognición para arrojarla muy muy lejos, donde nadie pueda encontrarla, y mucho menos, yo. Todo está retenido, estático, apresado. Un suspiro brota del alma y los ojos vuelven a mirar desde la Tierra. Se acabó, comenzó el tiempo de nuevo. A veces acompañado del sueño, y otras, de la pesadilla.

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